Orinales de oro
¿Os imaginais un lugar donde el Oro es tan detestado que únicamente es utilizado para la fabricación orinales? Así ocurre en la obra Utopía de Thomas Moore (1516), fundadora del género utópico. En esta obra maestra, los isleños detestan hasta tal punto el oro, que únicamente es utilizado para la fabricación de orinales. Sus humildes habitantes comen y beben en platos y vasos de arcilla sin valor alguno. Ahí reside la gran riqueza de aquellas islas misteriosas y lejanas, basadas en un modelo de amor al bien común alejado de la rapacidad individual.
De modo semejante, en La Ciudad del Sol (1623), Tomasso Campanella sitúa en el afán de poseer del individuo la causa de la corrupción conviertiendo a este en un depredador público, no obstante, el autor matiza, el problema no es la posesión de una propiedad, el problema es que al tener descendientes se les quiere dar en herencia la mayor cantidad de bienes materiales y no lo realmente importante, educación, valores y principios alejados de bienes superflúos y lógicas utilitaristas.
En la ciudad de Campanella, sus habitantes viajan continuamente con la intención de adquirir nuevos conocimientos y no en búsqueda de oro y riquezas, fin mediate el cual los imperios históricos preemientes han realizado sus conquistas, borrando culturas y tradiciones, tan sólo dejando a su paso escasez de recursos naturales y una cultura paternalista y de dependencia que ha impedido su progreso.
Ejemplo más exacerbado de esta corriente es la Nueva Atlántida de Francis Bacon, donde no se comercia ni con oro, ni con plata, ni con piedras preciosas, ni tan siquiera con especias, comerciaban con conocimiento, siendo los libros el mayor bien apreciable de la sociedad y lugar de existencia de la verdadera riqueza.
En la ciudad de Campanella, sus habitantes viajan continuamente con la intención de adquirir nuevos conocimientos y no en búsqueda de oro y riquezas, fin mediate el cual los imperios históricos preemientes han realizado sus conquistas, borrando culturas y tradiciones, tan sólo dejando a su paso escasez de recursos naturales y una cultura paternalista y de dependencia que ha impedido su progreso.
Ejemplo más exacerbado de esta corriente es la Nueva Atlántida de Francis Bacon, donde no se comercia ni con oro, ni con plata, ni con piedras preciosas, ni tan siquiera con especias, comerciaban con conocimiento, siendo los libros el mayor bien apreciable de la sociedad y lugar de existencia de la verdadera riqueza.
Es a través de la literatura utópica donde se muestran los defectos y las contradicciones de nuestra sociedad europea, que en plena deriva ha perdido los valores esenciales de la vida y del progreso. Es necesaria una mayor concienciación social de dichos valores, el dinero no deja de ser una herramienta que sustenta un sistema de rentabilidad violento en cual no caben ni el altruismo, ni el desinterés, ni actos gratuitos exentos de una finalidad precisa, es decir, no caben valores capaces de eludir la lógica comercial. Valores que son considerados inútiles dada su incapacidad de ser monetarizados, sin embargo, son necesarios para expresar un valor superior y alternativo a la supremacía imperante de las leyes del mercado y del lucro. |
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